El pensamiento lateral en niños es una capacidad cognitiva que permite abordar los problemas desde perspectivas no convencionales, explorando caminos alternativos a los más obvios.
Esta forma de razonar se distancia del enfoque lógico lineal, típico del pensamiento convergente, y se convierte en un recurso educativo útil para fomentar la creatividad, la flexibilidad mental y la autonomía del alumnado en sus procesos de resolución de conflictos.
Desde edades tempranas, cultivar el pensamiento lateral infantil a través de dinámicas específicas ayuda a los niños y niñas a desarrollar una actitud más abierta y exploradora ante los retos que se les presentan, tanto en el entorno escolar como en la vida cotidiana.
Qué es el pensamiento lateral
Este término fue acuñado por Edward de Bono, médico y psicólogo de la Universidad de Oxford, quien lo definió como una forma de pensar que busca soluciones creativas a los problemas mediante una reestructuración del enfoque tradicional.
A diferencia del razonamiento lógico secuencial, el pensamiento lateral utiliza caminos indirectos, generando ideas originales a través de asociaciones no evidentes.
Para qué sirve el pensamiento lateral en la infancia
Su utilidad en contextos educativos es amplia. Ayuda a los niños a:
- Romper esquemas mentales rígidos.
- Ampliar su campo de visión sobre una situación dada.
- Desarrollar la imaginación y la capacidad de idear alternativas.
- Estimular la autonomía intelectual.
- Gestionar mejor las situaciones inesperadas.
Diversos organismos vinculados a la innovación educativa, como la Fundación Telefónica, el Instituto de Innovación Educativa de la Universidad de Barcelona y publicaciones como Harvard Business Review, destacan el papel de este tipo de pensamiento en la formación de mentes más ágiles y abiertas al cambio.
Cómo desarrollar el pensamiento lateral en niños en el entorno educativo
En las aulas de Infantil y Primaria del Colegio Santa María de El Puig, trabajar el pensamiento lateral infantil no solo es posible, sino que resulta coherente con los principios metodológicos de una enseñanza basada en competencias.
La implementación de ejercicios de pensamiento lateral en las rutinas diarias del aula fomenta la participación activa, la curiosidad y la capacidad de generar hipótesis.
Estos ejercicios pueden abordarse mediante:
- Problemas de pensamiento lateral, donde se presentan situaciones que parecen no tener solución lógica y requieren un análisis fuera de lo habitual.
- Juegos de pensamiento lateral, como dinámicas de grupo, actividades cooperativas o gamificadas.
- Adivinanzas y acertijos de pensamiento lateral con respuesta, que estimulan la imaginación y la interpretación de escenarios poco comunes.
Por ejemplo, un recurso habitual consiste en plantear una historia breve aparentemente sin sentido y pedir al alumnado que realice preguntas cerradas (sí/no) hasta llegar a reconstruir la lógica de la situación.
Esta técnica, además de divertida, refuerza habilidades como la deducción, la elaboración de hipótesis y el trabajo colaborativo.
Los acertijos de pensamiento lateral son también herramientas recurrentes en actividades de refuerzo o como transición entre bloques de contenidos, convirtiéndose en un instrumento de motivación y refuerzo del pensamiento divergente.
Juegos y dinámicas para estimular la creatividad lateral en el aula
Los juegos de pensamiento lateral constituyen un vehículo eficaz para incorporar esta forma de pensar en el aula de manera lúdica.
Algunos ejemplos de ellos son los siguientes:
- Historias misteriosas: Propuestas narrativas breves que contienen una situación anómala que el alumnado debe resolver mediante razonamiento lateral.
- Cambio de roles: Escenarios donde los alumnos deben actuar desde una perspectiva distinta a la habitual (por ejemplo, pensar como un objeto, un animal, o una persona con una habilidad especial).
- Soluciones imposibles: Retos que parecen no tener salida, y que motivan a los alumnos a imaginar formas insólitas de resolverlos.
Además, las adivinanzas de pensamiento lateral pueden integrarse en las rutinas diarias como parte de la asamblea, del trabajo en estaciones o de los momentos de transición.
El objetivo no es encontrar una única solución correcta, sino explorar diferentes caminos hasta llegar a una posible respuesta, ampliando la tolerancia a la incertidumbre y promoviendo la perseverancia.
Cabe señalar que este tipo de dinámicas son particularmente efectivas en niños con perfiles de aprendizaje visual, kinestésico o creativo, y pueden ser adaptadas con facilidad a las necesidades educativas individuales.
Ventajas del pensamiento lateral en el desarrollo infantil
Fomentar el pensamiento lateral en niños genera beneficios que van más allá del aprendizaje académico. Entre las principales ventajas destacan:
- Mejora de la creatividad: Al desarrollar la capacidad de generar ideas diferentes ante una misma situación.
- Aumento de la flexibilidad cognitiva: Fundamental para adaptarse a contextos cambiantes y nuevos aprendizajes.
- Desarrollo de la autoestima intelectual: Cuando el niño ve que sus ideas son valoradas, aunque sean poco convencionales.
- Fomento del pensamiento crítico y autónomo: Aprenden a analizar situaciones desde múltiples ángulos antes de actuar.
- Reforzamiento del trabajo cooperativo: Muchos ejercicios se trabajan en equipo, promoviendo la escucha activa y la colaboración.
En etapas como Educación Primaria o Educación Secundaria Obligatoria, introducir ejercicios de pensamiento lateral de forma regular potencia habilidades clave como la capacidad de anticipación, la resolución de conflictos y la toma de decisiones.
También favorece la transferencia de aprendizajes a otros contextos, lo que encaja con los objetivos curriculares planteados por la LOMLOE y el enfoque competencial del sistema educativo actual.
El desarrollo del pensamiento lateral permite a los niños enfrentarse a problemas cotidianos desde una lógica más abierta y flexible, esencial para su formación integral y para prepararlos ante los desafíos de un mundo en constante transformación.